domingo, 7 de abril de 2019

CLÉRIGO EPISCOPAL, TEÓLOGO DE LO MINISTERIAL...


CLÉRIGO EPISCOPAL, TEÓLOGO DE LO MINISTERIAL.



INTRODUCCIÓN.



A diferencia de otras ciencias y campos del saber humano, el conocimiento que brota de la praxis teológica como experiencia de lo sobrenatural en la vida del clérigo se adorna fundamentalmente de su relación vital entre Fe y Razón, (1) ( no pretendemos desconocer el ser teólogo profesional expresión supeditada al ejercicio académico reconocido y el erudito cuyos aportes son significativamente importantes en la reflexión teológica)  ambas realidades de lo supra y de lo material construyendo juntas una realidad que suena extraño decir que es más realidad que la realidad misma (2).  Tal argumento nos empuja literalmente a reconocer la diferencia entre Teología Ministerial y Teologia Pastoral aunque ambas estén enfocadas en una dimensión no paralela sino relacional y necesaria, es decir, juntas establecen una contingencia tanto conceptual como en su praxis,  solo que la primera es sistemática y aporta los fundamentos para el desarrollo de la segunda. El desarrollo del concepto pastoral al desambiguarlo y objetivarlo se remonta al oficio convertido en arte del pastoreo primitivo en el que los individuos se compenetraban de una manera profunda con su trabajo de cuidar rebaños enteros y esto implicaba no abandonarlos nunca, generando con ello un estilo particular de vida y creencias que los distinguía de oficios o artes estacionarios como por ejemplo la carpintería, el cultivo de la tierra y las artesanías, entre otros… La pastoral es la línea fundamental del cuidado de la Iglesia explicitada en los bautizados y las congregaciones constituidas por estos.  Las acciones de la Pastoral son incorporadas a la memoria religiosa de la Iglesia y muchos de sus contenidos al igual que el fundamento teórico y su praxis de lo Ministerial se convierten en el caldo de cultivo que engendró nuestra definición eclesial de USOS Y COSTUMBRES, (3) pero aterrizada no en la práctica inevitable de ritos y conceptos sino en la vida misma de la liturgia y nuestra cosmovisión al interior de la congregación.


ESTABLECIENDO LA CORRELACIÓN TERMINOLÓGICA.


 La Pastoral y la Ministerialidad se unen en concepciones de su naturaleza análoga pero esto no implica que cada una de ellas posea un campo propio de acción y facilidad intelectiva para accionar en la comunicación de sus ideas y aportaciones y todas las implicancias que esto genera (4). El axioma pastoral se encuentra también vitalmente unido al axioma de lo Ministerial, este contenido no es estrictamente dogmático aunque verse casi siempre sobre la manera de enfocar y traducir dialécticamente el dogma a la vida y conciencia del bautizado pastoreado por el clérigo. La relación intrínseca entre doctrina y Pastoreo como en referencia a la Ministerialidad es clara y determinante en la vida de la Iglesia (5). Pretender justificar la acción Pastoral sin darle el soporte estructural que solo la doctrina le proporciona es peligroso si queremos construir una institucionalidad eclesial eficiente y según los principios propios de la Tradición y Magisterio de la Iglesia de Cristo. Desconocer esto último implica negar tácitamente que las actuaciones  de los apóstoles  se desarrollaron en el ámbito del ser eclesial y plasmar solo un componente sobrenatural a una acción determinada, solo para citar el encuentro de Pedro y Juan con aquella persona que les miraba fijamente y pedía ayuda, miremos el Texto Sagrado de Tradición:

1. Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la hora nona. 2. Había un hombre, tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo. 3. Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les pidió una limosna. 4. Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: Míranos. 5. Él les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos. 6. Pedro le dijo: No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazoreo, ponte a andar. 7. Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos, 8. Y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios.
(Hechos de los Apóstoles capítulo 3 versículos 1-8). (6).

Superando los determinismos (acción establecida de manera determinada, en este caso el fenómeno se traduce en la invocación del nombre del Salvador)  sobre el nombre del Señor, los apóstoles Pedro y Juan testimonian poderosamente  los consecutivos que implican el invocar la Divinidad del Señor y de esta manera unen categóricamente tanto lo trascendente como las expectativas en el plano de una realidad concreta (7),  aquí el milagro tiempo espacial une la Fe con el acontecer doctrinal que intrínsecamente expresa el contenido salvífico relacionado con el Señor y su ministerio entre nosotros, la Iglesia asume su función de comunicar toda gracia mediante sus ritos y oraciones como guardiana y deposito a la vez. Estamos viendo como una acción tiene todo un soporte tanto Ministerial como Pastoral sin que con ello se pierda de vista la diferencia entre una y otra, esa diferencia se manifiesta mediando la necesidad de ayuda con la enseñanza sobre el Señor y como los milagros son signo de su presencia en la comunidad. Este componente maravilloso se relaciona vitalmente con lo que la Iglesia primitiva enseñara sobre el Redentor de la humanidad (8).

En la vida del Señor es factible observar como los nombres  que le asociaban con la promesa de redención eran categóricamente vitales, tenemos el caso en particular del término “Buen Pastor” miremos el Texto Jereminiano, Isainiano y Joanico  sobre el Buen Pastor:


Jeremías capítulo 23 versículos 1- 4.
Isaías capítulo 40 versículos 10- 11.
Juan capítulo 10 versículos 11-16.
¡Ay de los pastores que dejan perderse y desparramarse las ovejas de mis pastos! - oráculo de Yahveh -. 2. Pues así dice Yahveh, el Dios de Israel, tocante a los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado las ovejas mías, las empujasteis y no las atendisteis. Mirad que voy a pasaros revista por vuestras malas obras - oráculo de Yahveh -. 3. Yo recogeré el Resto de mis ovejas de todas las tierras a donde las empujé, las haré tornar a sus estancias, criarán y se multiplicarán. 4. Y pondré al frente de ellas pastores que las apacienten, y nunca más estarán medrosas ni asustadas, ni faltará ninguna - oráculo de Yahveh -.

10. Ahí viene el Señor Yahveh con poder, y su brazo lo sojuzga todo. Ved que su salario le acompaña, y su paga le precede. 11. Como pastor pastorea su rebaño: recoge en brazos los corderitos, en el seno los lleva, y trata con cuidado a las paridas.

11. Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, 13. Porque  es asalariado y no le importan nada las ovejas. 14. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, 15. Como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. 16. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor."

(9).
(10).
(11).

Los Textos inspirados que se relacionan convenientemente reconocen en  Jeremías el iniciador de esta propuesta de índole profética y para nosotros con un fuerte componente tanto Ministerial como Pastoral. Los pastores de la Iglesia entendidos desde la asociación categórica con el cuidado de la feligresía no caminan solos, ellos actúan siempre en nombre de la Iglesia que legitimiza su ministerio y por ende su Ministerialidad y el valor real de este en la vida eclesial.  El Conocimiento teológico se constituye en la intuición de toda posible epistemología en la formación de los futuros clérigos, la debida ciencia nos habla sobre la necesidad de fundamentar el conocimiento a partir de la revelación y el discernimiento de la Iglesia en su Magisterio y Tradición. Todo clérigo debe tener un conocimiento fundamental y aún más que ello versado sobre la disciplina teológica, el sustento Pastoral del Hacer está inserto en el Ser de la Iglesia y su categoría cognoscible (12).

Los Textos citados en el recuadro a tres columnas nos muestran dramáticamente la evolución de las funciones de lo Pastoral y como ese procedimiento que inicia en el tiempo con un oficio se convierte en una opción eclesial gracias a la Ministerialidad. Jeremías ve con absoluta claridad como el ser identitativo del Pastor sobrepasa el intríngulis de sus ovejas y como al sobrepasar estas dificultades conoce dinámicamente sus vidas y se adelanta a su impacto en el entorno somático de su existencia. El enclave paradigmático nos ofrece la posibilidad de ver decididamente las actuaciones y su Ethos reflejado en la escogencia de una clara y rígida intencionalidad de la Pastoral.  Lo Ministerial llevado a la Ministerialidad ofrece ya un esquema teológico que reproduce el alcance de la lógica de la misión eclesial en su estructura tanto Epistemológica como Gnoseológica  y que por ende llega a los bautizados bajo el argumento de la síntesis doctrinal que comúnmente se conoce con el nombre de Catequesis. En la línea teológica se relacionan vitalmente tanto la Pastoral como la Ministerialidad en el entorno formativo de la Iglesia.

La referencia profética superando el mito no se trata solo de un argumento de profecía sino de una coherente interpretación de los acontecimientos según la mutabilidad historica de la relación humana con el Dios revelado. Los acontecimientos espiritualizados se fraccionan según el momento de la revelación y nuestra natural percepción.

La Pastoral y la Ministerialidad desde la condición teológica de una y otra se relacionan históricamente bajo el modelo eclesial de turno, desde las catacumbas hasta las comunidades de  base de los 60tas y 70tas  décadas del siglo pasado, hoy son conocidas como células pastorales.

El oficio de ser pastor en la Iglesia se transmite por medio de la Sucesión Apostólica, de lo anterior se desprende que el oficio se convierte en Ministerio y vive su Ministerialidad por una razón y una necesidad al servicio del Evangelio. El ser de un ministerio se refleja en la praxis de su entorno, prueba de ellos es el contenido ahora de lo virtual en el quehacer del ciudadano y por ende del creyente.

Edad Media. En esta época, los grandes continuadores de los Santos Padres de la Iglesia,  al intentar una sistematización de la enseñanza cristiana, no dejaron fuera el aspecto Pastoral. Para no recargar la exposición, nos referiremos sólo a tres nombres clave: Bernardo,  Buenaventura,  Tomás de Aquino (13).  La Pastoral en su concepción teórica se concretiza grandemente en el momento en el que los bautizados incorporar sus enseñanzas al escenario de su cotidianidad, una Pastoral que permea los modelos de vida seguidos de cerca por los bautizados, la sistematización del conocimiento como operación racional nos permite trazar una ruta dialéctica practica a la hora de convertir en historia los acontecimientos que interpretamos desde nuestra concepción de Fe. El ser de lo Pastoral entronca perfectamente con el Ministerio y particularmente con la “cura de almas” o función salvífica de lo Ministerial.  La mayor parte de la obra de  Bernardo de Claraval la constituyen sus Sermones, de los que se conservan más de 330, siendo un modelo de predicación; también escribió más de 500 cartas sobre temas disciplinares, teológicos, ascéticos, deberes de los fieles, etc. Es justo destacar el opúsculo De officüs episcoporum y el De consideratione. Es un místico que se apoya en un sólido ascetismo; preocupado por conducir las almas a Dios, insiste en la necesidad de progresar continuamente en la perfección, a la que están llamadas todas las almas (14).  

Bernardo de Claraval vivió en pleno oscurantismo y los otros dos  autores son los mayores exponentes de la Escolástica como disciplina del estudio, reflexión, y especulación teológica (15).  La limitante de una Pastoral mística que vivió Claraval contrasta grandemente ante una Ministerialidad adornada de la más brillante especulación teológica de la Escolástica (16). La realidad que une la Pastoral con la Ministerialidad supera los imaginarios cambiantes de cada época o eón, los tiempos vitales de la Pastoral y la Ministerialidad poseen una transversal como lo es el anuncio de Cristo Hijo de Dios vivo. Esta radicalización del mensaje constituye la sindéresis más veraz de la doctrina cristiana. Todo anuncio pasa por proclamar la esencia del Kerigma revelado históricamente del que nos da cuenta el propio Pablo y ampliamente en Textos evangélicos que citaremos solo para tener una idea de su carácter total y totalizante en las Sagradas Escrituras:


Marcos capítulo  1 versículo 24.
Lucas capítulo  12 versículo 49.
Filipenses capítulo  2 versículos 6-11.
Lucas capítulo  4 versículo 34.
Mateo capítulo  9 versículo 13.
1Timoteo capítulo  3 versículo 16.
Mateo capítulo  8 versículo 29.
Marcos capítulo  2 versículo 17
Romanos capítulo  1 versículos 3-4.
Mateo capítulo  10 versículo 35.
Mateo capítulo  11 versículos 25-27.
1Corintios capítulo  15 versículo 3b-5. Texto Kerigmatico por antonomasia. (17).

Aunque nos centramos en el Evangelio es claro que la intención Paulina  no solo apunta a la afirmación de Bultmann sobre la inclinación de Pablo a anunciar a un Cristo glorioso, podemos dejar por fuera los estadios del conocimiento Paulino sobre la obra del propio Señor, no es tan acertado pensar solamente en un anuncio que catalice tanto la Pasión como la Muerte y Resurrección del Señor (Kerigma) (18) porque si lo hacemos de esta forma es grande el riesgo de ver su existencia desde un hacer estacionario, sufriendo, muriendo y triunfando como cualquier personaje encarnado por la literatura. Opinamos que en Pablo no existe un modelo determinante de su predicación, acude a la vida y obra del Señor según sea la necesidad de la comunidad a la que hace llegar sus escritos (19). La Pastoral en Pablo toma de la doctrina su justificación pero la desarrolla según la necesidad del entorno en el que se encuentra, Pablo centra su expectativa y la de sus escuchas en el argumento del Cristo glorioso como quiera que si solo se tratara de  una descripción natural de su vida eso último en nada aseguraría una dialéctica contundente en argumentos de naturaleza humana, el triunfo de todo anuncio radica precisamente en mostrar a Cristo vencedor del pecado y la muerte. Si observamos la concepción Pastoral afirmados en el triunfo de Cristo entonces la Esperanza será factor afirmante de la doctrina y el escucha tendrá para si un aliciente que le ubique en la trascendencia de estos misterios. Pablo conocedor de las Escrituras plantea una predicación Pastoral-historica de estos acontecimientos de la vida del Señor y en cuanto a su Ministerialidad la enfoca en el acontecer de la vida eclesial (20).  Miremos pues, la relación en sus Cartas:

Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo (Efesios capítulo 4 versículo 5) (21).


La exhortación de Pablo es clara y nos permite ver su concepción de la unidad e integralidad de una sola Fe en orden al Señor como Salvador de la obra del Padre Dios (contaminada por nuestro pecado) la falta de conciencia de Fe origina en nosotros la secuencia de la marca del pecado,  y la Iglesia es en la visión Paulina la portadora de las gracias maravillosas de su esposo, nos referimos al propio Señor. Pablo relaciona tanto en su predicación la objetivación Pastoral como en el anuncio del bautismo la profundización de su Ministerialidad   que llega dialécticamente impulsada por el conocimiento doctrinal, no hay Ministerio que pueda implicar en su naturaleza ausencia de conocimiento,  y Pastoral que no se sirva eficientemente de un Ministerio bien formado. Si bien el Espíritu Santo opera pero para hacerlo necesita “materia” de nuestra parte y formada eficientemente dará frutos más deseados a la vida eclesial (22).  Estamos pues, llamados a establecer sociedades evangelizadoras que partan del conocimiento iluminado en nosotros por el Espíritu Santo.  Pablo no solo predica al Señor bajo la figura del Kerigma sino que lo ubica en todos los escenarios de la vida y obra de los creyentes a los que llama “santos” como indicando con ello la profunda relación que establecemos con el Dios revelado. La santidad es pues fruto vivo que solo llega en la medida en la que esta relación se materialice en todos los escenarios de nuestra existencia.

La esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Romanos capítulo 5 versículo 5) (23).

El primero de los frutos del Espíritu en el alma del cristiano es el amor. En efecto, el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado.  Si, por definición, el amor une, el Espíritu es quien genera la comunión en la Iglesia: es la fuerza de cohesión que mantiene unidos los fieles al Padre por Cristo, y atrae a los que todavía no gozan de la plena comunión (24). La unidad es parte necesaria en la Pastoral ya que las sociedades que armamos con los feligreses y sus ministerios laicales son síntoma de salud congregacional, donde no hay ministerios laicales licenciados sin duda sucede algo con la concepción de una eclesiología donde el laico comprometido es relevante. La vitalidad de toda Pastoral necesita necesariamente ser inclusiva y totalizante para dar los frutos deseados, los laicos son en expresión concreta fruto de esa Pastoral y por ende brota de ella la posibilidad de fundamentar una Ministerialidad viva y actuante (25). Los clérigos de esta Comunión eclesial tienen claro que la dinámica de cada ministerio marca la pauta de los desarrollos congregacionales y por ende aportan su compromiso en la formación de los líderes laicos para los fines argumentados.

La vitalidad de una congregación es el alma de los bautizados y el alma de los bautizados se nutre del Espíritu Santo, como podríamos nosotros desarrollar una acción Pastoral sin estar conectados Ministerialmente al Espíritu de Dios, es una cuestión vital a la hora de hablar de crecimiento congregacional, sino estamos unidos y alimentados de esta forma entonces solo eran esfuerzos humanos entre humanos y eso es todo, solo la relación de la Ministerialidad y la Pastoral con el Espíritu Santo nos asegura resultados vivos y concretos. Sin tener a Dios en el corazón no será factible comunicarlo en el Ministerio y mucho menos en nuestra Pastoral (26).

A fin de que, como dice la Escritura: El que se gloríe, gloríese en el Señor (1 Corintios capítulo 1 versículo 31) (27).

 El desempeño de nuestra Pastoral solo posee un referente directo es el propio Señor y no puede haber panaceas por fuera de su modelo sin importar que tanto éxito entrega a sus poseedores, muchas veces sucede con las denominadas “mega iglesias” que no poseen relación directa con el Señor aunque dicen  anunciarlo, cuántas de estas estructuras son simplemente negocios… El anuncio pasa por relacionar convenientemente como hemos indicado nuestra Pastoral y su Ministerialidad, el Amor con la Doctrina (28).

22 ¿Que son hebreos? También yo lo soy. ¿Que son israelitas? ¡También yo! ¿Son descendencia de Abraham? ¡También yo! 23. ¿Ministros de Cristo? - ¡Digo una locura! - ¡Yo más que ellos! Más en trabajos; más en cárceles; muchísimo más en azotes; en peligros de muerte, muchas veces. 24. Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno. 25. Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé en el abismo. 26. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; 27. Trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. 28. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias.
(2 Corintios capítulo 11 versículos 22-28) (29).


Pablo nos deja ver las preocupaciones que emanan de su propio Ministerio y como se materializa su Pastoral en todo ello,  los sufrimientos que en su momento padeció son consecuencia de su radicalidad en el anuncio, si vivimos una Pastoral sin arriesgar nada o una propuesta Ministerial superficial entonces no sucederá nada que demande mayor empleo de nuestras habilidades. La radicalidad Paulina contrasta con la situación de confort propia de algunas instituciones eclesiales del primer mundo en su grado exacerbado de profesionalizar el Ministerio. La connotación de una Pastoral de cara al mundo permite al clérigo Episcopal dimensionar la intríngulis de sus congregaciones y de paso estructurar un conocimiento certero de su entorno (30). Las prioridades de la misión eclesial no siempre son concretadas en el territorio de una misión naturalmente constituida sino en su praxis general con el medio en el que las personas se desenvuelven. La inculturación de un Ministerio no nace en la academia estrictamente, nace en la vivencia de una autentica experiencia  de Fe iluminada desde la perspectiva de la razón del creyente. Los bautizados actúan bajo la luz y guía de la Gracia y esta presencia de Dios constituye el mayor sustento posible en la vida, obra y misión de la Iglesia. Los acontecimientos que celebramos se instalan en la sique del colectivo lo que da validez a su praxis (31). Las pruebas son parte activa si se quiere ver de esta forma de la lucha en los mejores términos de un cristianismo inserto en la realidad del mundo sin que con ello pierda su originalidad o el mundo lo acepte radicalmente (32).


OBJETIVACIÓN DE LA PASTORAL EN UN MEDIO MINISTERIAL.


El medio de lo pastoral se activa constantemente en todas y cada una de las acciones de la Iglesia, son la manifestación de todo su potencial y riqueza sin desconocer el orden de las cosas y sus implicancias. La Iglesia como Institución tanto en lo humano como en lo Divino debe afrontar la percepción de una realidad compuesta por fenómenos unos constatables y otros absolutamente subjetivos (33).  Lo Ministerial entra totalmente en la esfera de lo perceptible dando forma a la concepción de un medio doctrinal que articula su discurso paradigmático conforme constituye la vivencia del Ministerio Ordenado. Los clérigos en su dimensión sacerdotal trasladan al mundo una inquietud esencial como lo es la Salvación y al plasmar esta consabida inquietud construyen todo un esquema de compromisos  en orden precisamente a su misión esencial… La realidad del Ministerio se vive constantemente como consecuencia de las funciones inherentes a este, nos referimos tanto a la Liturgia como a las acciones Pastorales articuladas y mutuamente relacionadas. Objetivando la Pastoral haremos del Ministerio su razón de ser, tal relación retribuye en acciones lo percibido bajo un orden de doctrina. La epistemología inherente a la  Pastoral y su praxis ya no es solo una teoria formativa, ni una hipótesis de trabajo, se ha convertido en la razón lógica de ser de una enseñanza en el ámbito de la congregación en representación de la perenne presencia de la Diócesis como tal (34). Llevar el Evangelio implica fundamentalmente la espiritualización tanto de una doctrina como de los medios para materializarla en el ámbito de lo social y cultural, de esta manera el Ethos cristiano se formula antropológicamente.

La formulación de una enseñanza necesita de escenarios para ser comunicada, no se trata solo de reunir personas en una congregación, pasa esto último por aflorar y darle a la misma Asamblea un contenido doctrinal que sustente todas las acciones posibles de la Pastoral. El qué de la cuestión, como entronque idiomático nos asegura su inserción en el bautizado y en su modelo de vida para evitar desconectar el ser religioso con el quehacer cultural (35).  Formular una praxis de lo Pastoral implica en términos de la dialéctica eclesial el haber asimilado las condiciones de nuestra propia naturaleza Ministerial ya que no es lo mismo los procesos ideológicos de una comunidad evangélica coyuntural y actual con relación al modelo y la estructura historica de una Iglesia de tradición católica en un escenario muchas veces movido por la inmediatez de la trama sociológica y psicológica de los individuos.  

El medio Ministerial no solo es la transmisión conceptual o litúrgica de la realidad eclesial, es también, una forma de vida en el pueblo cristiano, como quiera que el testimonio de vida es la materialización de una Iglesia movida por el Espíritu en su Ethos,  Sanador, Reconciliador,  y Evangelizador (36).

La calidad del medio ministerial es  importante dado que su influencia puede canalizar las energías y cualidades que un ministro gastaría proveyendo a los suyos. Los argumentos que hablan de una iglesia particular donde el clérigo es obrero no son siempre  los más positivos para la misión y los datos estadísticos de su crecimiento parecen confirmarlo. El medio o entorno social es vital para construir un mensaje-respuesta al mundo y las implicancias de hablar de Cristo en distintos escenarios de lo  social y cultural donde el Ethos cristiano llega con el bautizado. La Familia como institución primaria de la vida eclesial reclama mayor atención particularmente la conformada por los clérigos (37).  El constitutivo social es imperante en las relaciones de manifestar a Dios en el medio de nuestro Ethos, la referencia es la familia como quiera que esta conduce a los niños en el conocimiento del Dios revelado y los valores inherentes  a la revelación son aprendidos en casa. La policromía que esgrime el clérigo en su obrar Ministerial pasa por la bendición de su entorno familiar (38).

Aquí la promoción humana es un imperativo categórico, conjugar tanto la familia como el aporte del clérigo es también una forma dialéctica de trasmitir la trascendencia del mensaje revelado (39). El misterio de Nazaret se actualiza en la vida familiar cuando esta ha sido permeada por los valores evangélicos y la praxis del clérigo que en actitud vinculante rodea los suyos con la doctrina y el carácter sagrado de la Iglesia viviendo lo que profesa cada domingo en la Eucaristía. El mundo moderno posee sus estructuras donde la trascendencia es la gran ausente ya que el modelo material sustituye cualquier aspiración que no camine en su dirección. La inculturación de esquemas exitosos en otras latitudes es también enemiga de la familia en su connotación natural unida al modelo geográfico que comparte. El Ethos de la familia dependerá en gran medida de su aproximación a los contenidos salvíficos de la Palabra revelada y la obra misionera de la Iglesia. El clérigo es en su carácter social y familiar:

·         Esposo/Esposa.
·         Amigo/Amiga.
·         Padre/Madre.
·         Hijo/Hija.
·         Vecino/Vecina.
·         Ciudadano.
·         Criatura de Dios.
·         Bautizado (Aquí como el gran compilador de las manifestaciones de un Dios amoroso que se inserta en su realidad para salvarle) (40).

El entorno somático es definitivo para su aproximación a la realidad tanto revelada como construida por su accionar. Una vivencia que le impulsa a descubrir a Dios presente en todos los momentos de su existencia, es un principio relacional natural entre la Persona Divina y la humana redimida (41)… La familia es parte de la vivencia del Bautismo y su Pacto la incorpora a la comunidad redimida, la escatología que se evidencia  en el ministerio ordenado no puede dejar fuera de su ser a la familia y sus contenidos culturales tanto como sociales. El Ethos que se articula a partir de la definición antropológica de la familia se une al contenido sobrenatural de su elección por el Dios vivo y trascendente (42). Una familia en el Ministerio no es anterior a una familia en su dimensión Pastoral. La iglesia doméstica es la primera en vivir los lineamientos de la Pastoral eclesial y su Ministerialidad se materializa en sus integrantes como quiera que los bautizados son la perfecta expresión del ser eclesial. La familia está constituida también en el contexto de los derechos naturales de los individuos y no puede ser discriminada por énfasis contrarios a su manifestación natural en los bautizados:

RECORDEMOS…  que el Celibato no es Derecho Divino o mandato del propio Cristo, es solo una política disciplinaria de la Iglesia, que con el correr del tiempo la fueron haciendo divina al mejor estilo judío de la Ley Mosaica y sus adicciones (43).   

Desambiguar una necesidad de índole disciplinaria no puede afectar la raíz misma de la Iglesia primitiva en cuanto a estas prácticas, Pablo desde su praxis expresa su sentir lo que no implica obediencia universal a una concepción personal, Dios es un Dios de Orden y sus leyes no contradicen el ser natural de las cosas antes por el contrario las sublima como expresión de amor y la familia lo es. El Ethos que se construye puede ser modificado según sea la práctica de sus componentes sociológicos, los llamados CONSEJOS EVANGÉLICOS  o votos religiosos (44), son solo eso una opción de vida pero no podemos ahora suponer que son la condición ideal de una escatología que posee fuertes vínculos con la humanidad revelada en el  Señor. No obstante son una Gracia que sin duda alguna Dios dará a quien lo desee vivir. La configuración de la Familia en la tradición Anglicana respeta la Ley Divina y el Derecho Natural como expresión precisamente de esa Ley. Todos tenemos el deber sagrado de educar a nuestra prole en el amor y respeto como vivencia del Evangelio y su norma fundamental en Cristo.

 Aquí el amor es la fuente liberadora y sublimadora de toda actividad humana, siguiendo la línea del Águila de Hipona diremos: “La medida del amor es amar sin medida” (45).  Toda expresión que reivindique los Derechos de la familia es acogida por esta Comunión, la familia es determinante en la gestación de la Fe en sus integrantes, sin familia no hay Iglesia porque está en su naturaleza Ministerial es una familia (46).

En la dinámica del medio Ministerial la Iglesia debe proveer espacios formativos para la introducción del estamento familiar en un ambiente sano y equilibrado donde los Derechos sean exaltados y atendidas las necesidades de la familia por medio de la instrucción y testimonio en valores así como la lucha por sus reivindicaciones a nivel de la sociedad. La Iglesia Anglicana debe ser un territorio de seguridad y bienestar para la familia y cada una de nuestras diócesis debe replantear sobre las acciones que sigue en orden al bienestar de las familias de los clérigos que tienen en ella su residencia canónica y están vinculados laboralmente.  No podemos hablar de políticas diocesanas o institucionales que vulneren Derechos a la familia y sus integrantes. La defensa de la institución familiar es uno de los pilares en la Iglesia de Cristo (47). 

La presencia de la familia en la vida del ministro ordenado es también motivo para profundizar en los argumentos éticos que deben delinear las acciones de un clérigo evitando de esta manera el “nepotismo” (48) en sus distintas expresiones, es decir, hay quienes sin importar la dinámica de su vida ministerial se olvidan de su vivencia como clérigo y solo actúan buscando el bienestar de los suyos, o creen equivocadamente que los recursos son solo para sus estilos de vida y no para sostener la misión de la Iglesia de Cristo. La obra de  la Iglesia es universal y su gran paradigma es el Evangelio en la Persona de su autor principal o intelectual aquí nos referimos desde luego al propio Cristo. Es importante tener un espíritu solidario y coherente con el mensaje de Cristo dando cabida a los demás en nuestros estilos y metas de vida, no podemos convertirnos en generadores de actitudes excluyentes (49). La conquista de bienestar no es la fuerza primaria o esencial de nuestro ministerio es parte pero no lo es todo, estamos pues, ante posturas que pueden desvirtuar el valor intrínseco de la vocación y su vivencia y convertir lo que aparentemente es santo en algo trivial y rudimentariamente seguido por los instintos más básicos en una persona no evolucionada.  La dinámica de nuestra Mayordomía desde la perspectiva de la radical inclusión de la familia del ministro ordenado debe hacerse bajo el espíritu cristiano y el valor de la misma en la promoción y protección de la familia sin que la Iglesia quede fuera de estas expectativas y necesidades por satisfacer (50), el escenario de un clérigo para su familia debe y necesita ser promovido (51).

EL BIENESTAR… del clérigo toca necesariamente a la familia y de esta forma el testimonio de vida queda amparado en la satisfacción de los estándares de calidad de vida indispensables a todo bautizado y particularmente a quienes hacen incidencia en la vida de la Iglesia (52).

La construcción de la Justicia como modelo de vida irradia convenientemente la estructura familiar y de allí salen los futuros continuadores de la obra de Cristo abordando el testimonio en su condición de comunicadora de dones y valores. La extensión intelectiva del testimonio de la vida familiar en el clérigo no es solo una bendición para la Iglesia como institución defensora de la familia sino también de los Derechos y Deberes del individuo en el medio social y su construcción. La epistemología que se plantea el valor de la familia es en síntesis el asimilar o mejor aún, el articular los fundamentos de esta en el conocimiento de su propia realidad (53). La realidad abordada desde lo Ministerial se empapa del ser  de la familia en el ser análogo de la Iglesia como comunidad de los bautizados movidos por el amor. Tal descripción típica de la familia es universal ya que el amor como conector de su ser/realidad es descifrable por los bautizados que la constituyen y viven… El amor es el motor original de todo movimiento de la familia tanto en sus relaciones Intra como Extra (54).

 El clérigo se vincula a la realidad de la familia humana ensayando a manera de comunicación vital en su propia familia el cómo abordar las familias del mundo y las distintas comprensiones de la realidad envolvente. La lógica que seguimos es la emanada de los modelos exitosos particularmente lo que intuimos a priori de la FAMILIA DE NAZARET (55), supremo arquetipo de todas las familias que fueron, son y serán en el tiempo (56). Los dinamismos que hoy se han convertido en convencionalismos son también abordados al mundo por la familia cristiana de donde el clérigo toma y vive intencionalmente  su modelo (57). El Ethos constituido a partir de la Buena Nueva que encarna al resucitado dialécticamente hablando en la conciencia de los bautizados es producto de la sistemática presencia de la familia en el ámbito eclesial y sus aportes a la sociedad reflejan una cultura viva  que es totalmente proclive al ser como expresión de la obra creadora de Dios.  En pos de su revelación marchan los hijos y con ellos los esposos (58).


BIBLIOGRAFÍA/ ARTÍCULOS/ INSUMOS/ FUENTES.


1-      Nota del autor.
2-      Nota del autor.
3-      Nota del autor.
4-      Nota del autor.
5-      Nota del autor.
6-      https://www.bibliacatolica.com.br › La Biblia de Jerusalén › Hechos.
7-      Nota del autor.
8-      Nota del autor.
12-  Nota del autor.
13-  Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991// https://www.mercaba.org/Rialp/T/teologia_pastoral.htm.
14-  IGLESIA III, 6; PASTORAL, ACTIVIDAD.
15-  Nota del autor.
16-  Nota del autor.
18-  Los términos khrugma/khrusswse traducen mejor por “proclama/proclamar”, aunque también pueden traducirse por predicación/predicar (Diccionario conciso griego-español del Nuevo Testamento, de Elsa Tamez, en The Greek New Testament, Stuttgart: Sociedades Bíblicas Unidas, Sociedades Bíblicas Unidas, 1978, p. 99…
20-  Nota del autor.
22-  Nota del autor.
24-  Nota del autor.
25-  Nota del autor.
26-  Nota del autor.
28-  Nota del autor.
30-  Nota del autor.
31-  Nota del autor.
32-  Nota del autor.
33-  Nota del autor.
34-  Nota del autor.
35-  Nota del autor.
36-  Nota del autor.
37-  Nota del autor.
38-  Nota del autor.
39-  Nota del autor.
40-  Nota del autor.
41-  Nota del autor.
42-  Nota del autor.
43-  Nota del autor.
44-  Nota del autor.
45-  San Agustín de Hipona, llamado también “Águila de Hipona” por su profundo vuelo teológico.
46-  Nota del autor.
47-  Nota del autor.
48-  Nota del autor.
49-  Nota del autor.
50-  Nota del autor.
51-  Nota del autor.
52-  Nota del autor.
53-  Nota del autor.
54-  Nota del autor.
55-  Nota del autor.
56-  Nota el autor.
57-  Nota del autor.
58-  Nota del autor.


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