SEGUNDO
DOMINGO EN CUARESMA. Génesis capítulo 15
versículos 1-12, 17-18. Salmo 27. Filipenses capítulo 3 versículo 17 y capitulo
4,1. Lucas capítulo 13 versículos 31-35.
El
relato del Génesis, evoca un principio Yavista en su composición
y también una fuente más antigua como quiera que describe el esquema o el modo
como en la antigüedad los pueblos y especialmente los débiles se comprometían con
los más poderosos en el pago de tributo o solidaridad en la defensa. Las partes
vencidas pasaban en medio de las victimas del sacrificio afirmando que igual
suerte correrían sino cumplían su pacto o alianza, en el caso de “Abram” quien hace tal recorrido y
promesa es el mismo Dios poniendo de manifiesto el carácter unilateral de esta
alianza y por ende se compromete con este hombre y los suyos. Los temas de la
herencia y los hijos son importantes en el modelo de una sociedad agraria donde
el cuidado de la tierra es vital para la sobrevivencia del clan.
En cuanto a los animales
ofrecidos en sacrificio, es común en las culturas primitivas que rodean a
Israel. La relación entre la agricultura y la cría de animales domésticos lo es
desde hace mucho tiempo, las primeras gallinas o aves de cerrar se domesticaron
hace más de 15.000 años en el pasado remoto de la región visitada por el pueblo
de Israel. El premio que ofrece Dios es correlacionado
con las expectativas propias de la cultura de Abram y su entorno socialmente
aceptado, dando prioridad al derecho de sangre como sucederá hasta la Edad
Media con el cambio de los medios y modelos de producción donde el dinero se
convirtió en definitivo y vital frente al apellido y abolengo de las familias,
el modelo feudal enterró esta práctica milenaria, que reemplazó el capitalismo.
Las estrellas es un recurso que habla de las categorías inalcanzables
de la promesa por medios humanos, y precisamente Dios recompensa la Fe de este
Patriarca, el Texto que alude este libro, es claramente usado por Pablo para
hablar sobre el valor de la Fe en la vida del creyente y/o bautizado. Más tarde
Santiago en su Carta reflejará el valor de la Fe viva, que es aquella que
produce obras de Justicia en el bautizado. No
se trata solo de Fe como expresión intelectiva del creyente sino de capacidad y
vitalidad para la obra encomendada por el Dios amoroso.
El Patriarca que todavía
no ha definido el sentido vital de su llamado y misión se llamará Abraham más adelante
cuando esto último sea una realidad. De paso se conecta las expectativas con la
realidad presente y lo que el pueblo puede esperar de esta relación y experiencia
de Fe.
El
Salmo 27, nos relata la visión del creyente frente a Dios, y
como lo que vive se pone de relieve en el quehacer de su convivencia y
expectativas de vida y promoción. La confianza en Dios es patrimonio de los bautizados
y esta postura dicta su forma de vida y
obra. La realidad que se percibe desde la Fe es subjetiva pero también, puede
objetivar la conciencia de Fe de los creyentes… No hay dificultad que pueda vulnerar la esperanza de los bautizados. Dios
escucha la voz esencial de los fieles y se proyecta en sus necesidades y
angustias, es una manera de manifestar la Teonomia propia del creyente y en
potencia de visibilizar la Fe de Abraham en medio de la comunidad.
El
Apóstol Pablo en su Carta a los Filipenses, invita a los integrantes
de esta comunidad de Fe a fortalecer los valores que el Apóstol vive y enseña
en sus actitudes y acompañamiento en la obra del Evangelio. La imitación de los modelos evangélicos es
fruto del discernimiento de los bautizados. Pablo argumenta desde la Fe la posibilidad de
fundamentar la praxis de los creyentes en el ámbito del quehacer tanto personal
como congregacional.
El Pastor se alegra por
los frutos de sus feligreses y su compromiso es ante todo testimonial. Aquí en testimonio
responde positivamente a las inquietudes de los bautizados y su afán por crecer
y vivir la trascendencia de su Fe. Los testimonios
son fuente de conversión pero solo cuando resisten el paso del tiempo y las
dificultades e intríngulis de la vida. El éxito de un pastor se refleja en la comunidad
en la que este actúa en nombre de la Iglesia de Cristo.
El
Texto Lucano, nos
muestra en su juego de palabras e ideas la forma como Jesús responde a las
insinuaciones que buscan minar su voluntad y llenarle de temor ante la opinión y
actitud del gobernante de turno. El creyente se enfrenta diariamente a situaciones que pueden atentar
contra su fortaleza y hacerle dudar de su cometido y vivencia espiritual. La obra del Señor no está terminada por esa
razón no hay temor alguno que limite su voluntad salvífica. Recordamos que
los bautizados se enfrentan cada día a situaciones difíciles donde el “qué dirán”
puede hacer eco de sus sentimientos y
cosmovisiones.
El llamado profético se
puede confundir con una respuesta mediática
ante las exigencias de nuestro medio o entorno somático, la única verdad que
prima es aquella que anida en el corazón y se convierte en
vivencia, vivir de la verdad revelada es el reto de nuestra concepción de Fe al
servicio de la vida en todas sus formas… las palabras del Señor ante su amada Jerusalén
nos dejan ver un rasgo maravilloso de su humanidad pero también de la incomprensión
que le rodea. Jesús está solo ante el rechazo futuro y la gran paradoja es su
conocimiento que vincula su ser como Hijo de Dios a su desempeño como Hijo del
Hombre y uno más de nosotros.
El Texto lucano culmina
con la invocación del Salmo 118,26. “Bendito el que viene en nombre del Señor”
el Señorío de Cristo esta ratificado
desde tiempos antiguos y su profecía se aclimata en la sique de los judíos piadosos.
No siempre somos comprendidos pero la verdad inherente al creyente prima como
absoluta experiencia de Fe en la vida y
obra de la Iglesia.
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