LLEGA CUARESMA, LA SANTA CENIZA ESTA LISTA…
Este año llega el Triduo Pascual
particularmente temprano pero con todo es una fecha que se hace vivencia en la
Espiritualidad de la Madre Iglesia, que se prepara y prepara a sus hijos los
Bautizados en la perspectiva de la Renovación
de nuestra Fe y Experiencia con el Dios vivo, estamos cerquita de Miércoles
de ceniza y dispuestos una vez más a renovar el contenido espiritual
de este Rito (Signo-Símbolo) que en sintonía con la Tradición de la Iglesia que
desde el Año 384 consideró importante el Ayuno en su entorno y Espiritualidad, es
sin duda la finalidad explicita de la Liturgia de la Palabra en este Día Santo
(Jl 2:1-2, 12-17 ; Is 58:1-12; 2Cor 5.20b-6:10; Sal 103; Mt 6:1-6,16-21) y todo
lo que implica la observancia del Evangelio y su alta dosis de Humanidad, de
Alteridad, en la Centralidad de una Promesa que repercute grandemente en la
Persona Humana en todo lo que vivimos
siempre en la dirección de la Gracia que magnífica todo esfuerzo de nuestra
parte, estamos seguros de la necesaria Comunión entre el Amor y la Humanidad,
estamos seguros de recuperar literalmente Humanidad cuando caminamos en dicha
dirección, es también un Tiempo precioso
para reflexionar sobre la vivencia del Mensaje de Cristo.
Que otro sentido podrá tener la
Penitencia en boca de Joel e Isaías que el reconocer nuestra intoxicación
espiritual que nos quiere apartar de Dios y su Voluntad, el creernos
Autosuficientes y libres de reproche hace que nuestro corazón vuelto sobre sí
mismo desconozca su propia limitación, es este el momento oportuno para sentir
al Resucitado haciendo todo nuevo en nuestra existencia.
El Catolicismo no está solo en este
camino Cuaresmal también Hnos de las Iglesias, Bautista, Luteranas, Presbiterianas, Metodistas, observan este
llamado a la Penitencia y Conversión, al cambio de vida que se hace ingente en
la propia madurez de nuestra opción por Cristo, que como decisión de cada uno
está en nuestras manos y en la Gracia de Dios, hoy como desde el Siglo IV la
Madre Iglesia espera que nosotros transitemos por la ruta de la reflexión y
Compromiso de vida tanto física como de nuestro espíritu, Joel admite la
presencia del Espíritu de Dios que también ahora se convierte en la Causa
Eficiente de nuestra Conversión, no
estamos solos todos y cada uno de los Bautizados acudimos al llamado de esta
necesaria Renovación para aprovechar mejor su amor Misericordioso, es la
posibilidad de la Gracia en nuestra Historia y Propósito de Salvación, rogamos
a Dios en su Amor Infinito que nos sea propicio por Amor de su Adorado Hijo el
Señor de la Madre Iglesia…
Isaías (58) nos llama a un cambio
de vida y actitud, este cambio debe ser sincero
para dejar a un lado los modelos
“viejos” tanto de vida como de acción y adoración que pudieran subsistir en
nosotros y que nos recuerdan al Hombre viejo señalado por Pablo, este Hombre viejo es reacio a permitir el
auténtico reconocimiento de las operaciones de la Gracia en nuestras vidas y
desconfía de la Iglesia como guía en este caminar, es pues una antítesis que se
opone a la Voluntad Salvífica de Dios, estamos ante la naturaleza que se
resiste a la Gracia y busca hacer su
Destino aunque paradójicamente sea a ciegas.
La Cuaresma se presenta como
oportunidad de renovación para nosotros, es curioso como en tiempos del Padre
del Monacato San Antonio (Tebaida Egipcia) sus Anacoretas durante este periodo
se dedicaban a la Oración con mayor intensidad, elaboraban “canastos” con las
hojas de Palma y en Pascua los quemaban, el propósito era la penitencia y el
aprovechamiento del Tiempo al máximo, inicialmente la Cuaresma solo era
observada por las Comunidades religiosas y luego se extendió como practica saludable a los laicos y sus Parroquias.
La Cuaresma es también sinónimo de Justicia y en esa orientación el
Bautizado debe revisar su vida en el hacer y en el juzgar delante de sus
hermanos y su Asamblea o Congregación, al Profeta le preocupa la ausencia de
Justicia en la cotidianidad tanto del Creyente como de sus Instituciones
(Civiles y de Gobierno) la ausencia de la Justicia nos provoca vivir
dramáticamente en un estado de pérdida constante de Felicidad y Bienestar,
también es aliciente que motiva el creciente establecimiento de estructuras de
pecado y muerte “ En el día de ayuno
ustedes hacen negocios y maltratan a sus trabajadores luego agrega Si quieren que escuche sus oraciones no ayunen de esa manera (Is 58, 3-4) la
sentencia es contundente, la Justicia puede arropar nuestras oraciones o
desvirtuarlas ante el Dios Justiciero que cuida de los suyos, es pues la
Justicia Isainiana vivida bajo dos
vertientes la Personal y la Comunitaria donde la obra del Creyente puede
retrasar el Reino de Dios o verlo en la
perspectiva de su Promesa Salvífica.
La Ceniza debe superar en nosotros el compuesto químico y su Signo
para convertirse en generador de Conciencia que no se detenga ante los
imaginarios de nuestro medio Eclesial, la Justicia no se puede alienar y mucho
menos equiparar bajo pretensiones personales por nobles que estas sean, la ceniza
nos recuerda nuestro Origen y Retorno ella
no es una finalidad es un instrumento propiciador de nuestra reflexión… Buscamos
agradar a Dios y ser dignos herederos
de su Reino, el Ayuno que la Iglesia vive constantemente (Forma Ininterrumpida)
es la búsqueda de la Justicia en el Anuncio y Testimonio del Resucitado, ya no
le buscamos en el “Sepulcro Vacío” lo hacemos Hoy en el hermano y su
intríngulis.
(40) días de cara a la Celebración
del Misterio (Mistagógico) del Santo
Triduo Pascual (Pasión, Muerte, Resurrección) del Salvador Jesucristo, de la
Noche Santa en la que la Madre de los Bautizados le proclama Resucitado y
Glorioso a los pies del Padre Dios, es
pues Cuaresma la antesala a la obra del Redentor en la Cruz, Tiempo de
Conciencia y Amor sin medida. Para concluir esta reflexión quiero citar al
Hiponense en su “Sermón de Domingo de Pascua”… Vosotros sois los mismos hombres que erais, ya no habéis traído caras
nuevas, y sin embargo, sois nuevos; viejos
por la apariencia del cuerpo pero nuevos por la Gracia de la santidad,
esto sirve a la verdadera novedad. Así como veis esto es todavía Pan y Vino y
por la Consagración serán el Cuerpo y la Sangre de Cristo… Esto hace el nombre
de Cristo; esto hace la Gracia de Cristo: Que la realidad parezca lo mismo que
parecía y que sin embargo, no valga aquello que valía.
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