jueves, 16 de enero de 2025

ESTACIÓN DESPUÉS DE EPIFANÍA. DESDE EL CAMINAR ANGLICANO.

 

ESTACIÓN DESPUÉS DE EPIFANÍA.

 

Gregorio Nacianceno (predicando en la Navidad del año 380) argumentando que la luz de Cristo guía a los bautizados. San Juan Crisóstomo en el año 386 llama a la Epifanía “La madre de los festivales” porque si Cristo no hubiera nacido, no habría sido bautizado y la redención no hubiera sido posible (este era su argumento fundamental o primordial).

 

Nuestro diálogo hacia la Cuaresma.

La Epifanía inicia su caminar en los santos Padres griegos. La celebración sufre como es conocido el rigor de los calendarios y cosmovisión de la cultura occidental y la oriental, algunos cifran su praxis en el siglo IV. El 6 de enero, las fiestas navideñas en Grecia finalizan oficialmente con la “fiesta de la luz” (“ton foton”), también conocida como Epifanía. Se establece desde siempre una relación tripartita de grande significación teológica cuya presencia es la misma integralidad de su naturaleza, nos referimos a la Encarnación, a la Natividad y a la Epifanía y su inmanencia en el Bautismo del Señor. Un caminar del creyente que valora en gran medida este tiempo a pesar de ser asaltado en la praxis religiosa por una creciente y muy poderosa inclusión de la celebrativa mundana, este tiempo es cambiado por una dinámica cuyo eje relacional es una especie de hermenéutica financiera y sensitiva. Nuestra Teofanía no puede ser asaltada en la buena fe por el mundo y sus propias epifanías.

Desde el caminar anglicano.

Las antiguas liturgias anglicanas emparentadas con la tradición más pura romana citan particularmente la celebración de la Epifanía, pero haciendo énfasis en el Bautismo del Señor y coinciden con la fecha del 6 de enero… El mundo latino asumió el 25 de diciembre y el griego   el 6 de enero, y juntos se compaginaron al punto que las expresiones de los unos y los otros son esencialmente vinculantes. Es interesante reconocer que la celebración de la Epifanía en el presente se ha reducido a una expresión cultural relacionada con los niños, el 6 de enero en algunas latitudes, y en otras el 25 de diciembre. La Iglesia de manera axiomática nos dice que el énfasis está en la praxis de nuestra espiritualidad antes que en la significación histórica de este acontecimiento fenomenológico. La razón es superada por la intuición de la fe y el mundo nos ofrece un escenario bien determinado por el movimiento de culturas que desembocan en la realidad económica de los pueblos. La mística de esta celebración entrelaza tanto la Encarnación como la manifestación universal de Dios generando una relación potencialmente bendecida por la Gracia de su acontecimiento histórico (Encarnación- Nacimiento-Bautismo del Señor y ministerio salvífico).  Estamos ante un evento que radicalizó la revelación superando los estadios proféticos de Israel y dibujando una escala cósmica de la revelación solo comparable con la creación, pero superior porque involucra la manifestación de Dios en la carne y materia humana como designamos nuestra propia naturaleza asumida por Jesús.

Desde la praxis idiomática.  

El verbo griego epiphaino tiene el significado activo de mostrar; intransitivamente (es decir, aquellos verbos que no necesitan complemento) se usa para decir mostrarse, de él se deriva el substantivo epiphaneia, es decir aparición. En el griego clásico y helenístico se utiliza este término en diversos contextos, sobre todo de carácter militar. Indica en estos casos la aparición imprevista e inesperada del enemigo, que puede decidir la suerte de la batalla. Relacionado con el uso lingüístico militar, epifanía indica también la aparición de la divinidad para socorrer a alguien. Así, por ejemplo, una inscripción de Cos atribuye a la aparición del dios Apolo la derrota sufrida por los galos en Delfos el año 278 a.C. En la historia de las religiones se conoce una fiesta de la epifanía, o día de la llegada de Apolon, celebrada en muchas ciudades griegas en primavera o al comienzo del verano. La divinidad epifánica   por excelencia, en el ámbito de las experiencias extáticas ligadas a su culto, era Dionisos.

 

Estamos trasegando después de la celebración de Epifanía en un tiempo de preparación clave para la vivencia de la Cuaresma, no es solo esta afirmación sino las implicancias de este caminar espiritual remarcado categóricamente por nuestra liturgia y en síntesis en los ritos públicos de nuestra Iglesia. Estos ritos son en si la naturaleza misma de todo cuanto celebramos. La Estación después de Epifanía, no es un tiempo de transito sino de asimilación de las gracias que brotan de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo, la Encarnación se extiende en esta Estación de nuestra liturgia, su contenido salvífico se afirma progresivamente hasta el inicio de la Cuaresma. “Epifanía es conocida también como la Estación de la Luz” La referencia directa de la manifestación de Dios en el corazón del pueblo creyente, una reminiscencia de la Iglesia en todos los momentos de la revelación y por ende de los distintos estadios de madurez espiritual hasta ver y sentir la presencia del Dios Humanado, una presencia que toma forma en la vida y actualidad del bautizado, por ende, la Epifanía es atemporal y tan eterna como la propia Natividad del Señor.  Revelación a la creación y nosotros en ella, pero manifestación al creyente cuya realidad es tocada diariamente por la Gracia, la perspectiva de nuestra propia fe nos debe llevar a vivir esta manifestación como un acontecer de nuestra condición y vocación a la salvación.

La Liturgia de la Palabra, da un salto programático el próximo Miércoles de Ceniza que este año se celebra el 5 de marzo, podemos afirmar que tal definición temporal abarca desde Epifanía hasta el inicio del Santo Triduo Pascual, abriendo un paréntesis especial en Domingo de Palmas o ramos. Dicho salto en la Liturgia de la Palabra se fundamenta en la posibilidad de introducir la motivación de la entrada triunfal del Señor en Jerusalén, pero sin olvidar el drama de la Cruz.  Este tiempo breve de tal aclamación entra en contraste con el inicio del Santo Triduo Pascual, pero regresando al inicio de la Cuaresma, nuestra Iglesia afirma que la celebración del Dia del Señor o celebración dominical prima aun sobre este tiempo fuerte y lo afirma asumiendo que el domingo se celebra también en Cuaresma (primer domingo en Cuaresma) … Los profetas anunciaron el Día de Yahveh, matizaron este anuncio evolucionando la concepción de su inmediatez con la actualidad de la celebración de la Resurrección de Cristo, un Día en especifico como es precisamente el Día del Señor y del que incluso nuestra Cuaresma hace eco en Zacarias capitulo 14 versículos 1-21.

1.He aquí que viene el Día de Yahveh en que serán repartidos tus despojos en medio de ti. 2.Yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. Será tomada la ciudad, las casas serán saqueadas y violadas las mujeres. La mitad de la ciudad partirá al cautiverio, pero el Resto del pueblo no será extirpado de la ciudad. 3. Saldrá entonces Yahveh y combatirá contra esas naciones como el día en que él combate, el día de la batalla. 4. Se plantarán sus pies aquel día en el monte de los Olivos que está enfrente de Jerusalén, al oriente, y el monte de los Olivos se hendirá por el medio de oriente a occidente haciéndose un enorme valle: la mitad del monte se retirará al norte y la otra mitad al sur. 5.Y huiréis al valle de mis montes, porque el valle de los montes llegará hasta Yasol; huiréis como huisteis a causa del terremoto en los días de Ozías, rey de Judá. Y vendrá Yahveh mi Dios y todos los santos con él. 6. Aquel día no habrá ya luz, sino frío y hielo. 7. Un día único será - conocido sólo de Yahveh no habrá día y luego noche, sino que a la hora de la tarde habrá luz. 8. Sucederá aquel día que saldrán de Jerusalén aguas vivas, mitad hacia el mar oriental, mitad hacia el mar occidental: las habrá tanto en verano como en invierno. 9. Y será Yahveh rey sobre toda la tierra: ¡el día aquel será único Yahveh y único su nombre! 10.Toda esta tierra se tornará llanura, desde Gueba hasta Rimmón, al sur de Jerusalén. Y ésta, encumbrada, será habitada en su lugar, desde la Puerta de Benjamín hasta el emplazamiento de la antigua Puerta, es decir, hasta la Puerta de los Angulos, y desde la torre de Jananel hasta los Lagares del rey. 11. Se habitará en ella y no habrá más anatema: ¡Jerusalén será habitada en seguridad! 12. Y ésta será la plaga con que herirá Yahveh a todos los pueblos que hayan hecho la guerra a Jerusalén: pudrirá su carne estando ellos todavía en pie, sus ojos se pudrirán en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en su boca. 13. Y cundirá aquel día entre ellos un inmenso pánico de Yahveh: agarrará cada uno la mano de su prójimo y levantarán la mano unos contra otros. 14. También Judá combatirá en Jerusalén. Y serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor: oro, plata y vestidos en cantidad inmensa. 15. Semejante será la plaga de los caballos, mulos, camellos y asnos, y de todo el ganado que haya en aquellos campamentos: ¡una plaga como ésa! 16. Y todos los supervivientes de todas las naciones que hayan venido contra Jerusalén subirán de año en año a postrarse ante el Rey Yahveh Sebaot y a celebrar la fiesta de las Tiendas. 17. Y para aquella familia de la tierra que no suba a Jerusalén a postrarse ante el Rey Yahveh Sebaot no habrá lluvia. 18. Si la familia de Egipto no sube ni viene, caerá sobre ella la plaga con que Yahveh herirá a las naciones que no suban a celebrar la fiesta de las Tiendas. 19. Tal será el castigo de Egipto y el castigo de todas las naciones que no suban a celebrar la fiesta de las Tiendas. 20. Aquel día se hallará en los cascabeles de los caballos: «Consagrado a Yahveh», y serán las ollas en la Casa de Yahveh como copas de aspersión delante del altar. 21. Y toda olla, en Jerusalén y Judá, estará consagrada a Yahveh Sebaot; todos los que quieran sacrificar vendrán a tomar de ellas, y en ellas cocerán; y no habrá más comerciante en la Casa de Yahveh Sebaot el día aquel.

Aquel Día anunciado más allá de sus estadios o manifestaciones, encuentra su razón de ser en el triunfo de Cristo en la Encarnación y posteriormente en la Epifanía, nos llega una luz transformadora que su misma posibilidad es realizada totalmente, luego, en Epifanía no hay potencia sino total actualidad.  Cristo nos introduce por su drama en la Cruz y Resurrección en un tiempo que los profetas no vieron o mejor aún no vivieron. Las sombras de este tiempo de revelación son transformadas por la gracia en acontecer salvífico y restaurativo cuya bondad la Iglesia hereda convirtiéndose por antonomasia en Sanadora, Reconciliadora, Libertadora, cuya vocación al perdón no conoce limite, cuya formula del “70 veces 7” es llevada la plenitud de la caridad y el amor. Sin amor no hay posibilidad de ver el Día de nuestro Dios, no te preocupes que cada domingo tienes esa maravillosa posibilidad a tu alcance. El texto citado del profeta Zacarias puede sonar apocalíptico por la idea de una restauración cósmica, es decir, total y totalizante, el lenguaje empleado apunta a esclarecer de una manera dinámica y poderosa este acontecer hasta aquí desprovisto de la verdadera restauración de la gracia.

Una celebración cuya fuente es siempre la esperanza cristiana, donde la bondad de nuestro Dios se entrelaza con la necesidad amorosa de los bautizados ante su Dios y Señor. Nuestra expresión de “luz” nos conduce inequívocamente a los pies de Cristo y de esas complacencias del Bautismo del Salvador nos alimentamos durante este tiempo maravilloso. Es posible que las cacofonías descritas en el texto evangélico, unida a manifestaciones de otra índole nos ubica también en la perspectiva de Pentecostés.  

Las fechas no son permanentes más la celebración y su naturaleza teológica si, el espíritu de la Cuaresma como tiempo fuerte de nuestra liturgia está y estará presente en la vida y ministerialidad de la Iglesia y su espíritu se renueva dinámicamente en la vida y obra de los bautizados. El espíritu de nuestra penitencia y sacrificio es la aceptación de la propia temporalidad. Esta manifestación de la debilidad humana se hace fuerte precisamente en la gracia del Dios Humanado.

 

 

Rvdo. Pbro. Diego Sabogal.

Dean Congregación Catedral San Pablo.

 

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