ESTACIÓN DESPUÉS DE EPIFANÍA.
Gregorio Nacianceno (predicando en la Navidad del
año 380) argumentando que la luz de Cristo guía a los bautizados. San Juan
Crisóstomo en el año 386 llama a la Epifanía “La madre de los festivales”
porque si Cristo no hubiera nacido, no habría sido bautizado y la redención
no hubiera sido posible (este era su argumento fundamental o primordial). |
Nuestro diálogo hacia la Cuaresma.
La Epifanía inicia su caminar en los santos Padres
griegos. La celebración sufre como es conocido el rigor de los calendarios y cosmovisión
de la cultura occidental y la oriental, algunos cifran su praxis en el siglo IV.
El
6 de enero, las fiestas navideñas en Grecia finalizan oficialmente con la “fiesta
de la luz” (“ton foton”), también conocida como Epifanía.
Se establece desde siempre una relación tripartita de grande significación teológica
cuya presencia es la misma integralidad de su naturaleza, nos referimos a la
Encarnación, a la Natividad y a la Epifanía y su inmanencia en el Bautismo del
Señor. Un caminar del creyente que valora en gran medida este tiempo a pesar de
ser asaltado en la praxis religiosa por una creciente y muy poderosa inclusión de
la celebrativa mundana, este tiempo es cambiado por una dinámica cuyo eje
relacional es una especie de hermenéutica financiera y sensitiva. Nuestra
Teofanía no puede ser asaltada en la buena fe por el mundo y sus propias epifanías.
Desde el caminar
anglicano.
Las antiguas liturgias
anglicanas emparentadas con la tradición más pura romana citan particularmente
la celebración de la Epifanía, pero haciendo énfasis en el Bautismo del Señor y
coinciden con la fecha del 6 de enero… El mundo latino asumió el 25 de
diciembre y el griego el 6 de enero, y
juntos se compaginaron al punto que las expresiones de los unos y los otros son
esencialmente vinculantes. Es interesante reconocer que la celebración de la
Epifanía en el presente se ha reducido a una expresión cultural relacionada con
los niños, el 6 de enero en algunas latitudes, y en otras el 25 de diciembre.
La Iglesia de manera axiomática nos dice que el énfasis está en la praxis de
nuestra espiritualidad antes que en la significación histórica de este
acontecimiento fenomenológico. La razón es superada por la intuición de la fe y
el mundo nos ofrece un escenario bien determinado por el movimiento de culturas
que desembocan en la realidad económica de los pueblos. La mística de esta
celebración entrelaza tanto la Encarnación como la manifestación universal de
Dios generando una relación potencialmente bendecida por la Gracia de su
acontecimiento histórico (Encarnación- Nacimiento-Bautismo del Señor y
ministerio salvífico). Estamos ante un
evento que radicalizó la revelación superando los estadios proféticos de Israel
y dibujando una escala cósmica de la revelación solo comparable con la
creación, pero superior porque involucra la manifestación de Dios en la carne y
materia humana como designamos nuestra propia naturaleza asumida por Jesús.
Desde la praxis idiomática.
El verbo griego epiphaino tiene el significado
activo de mostrar; intransitivamente (es decir, aquellos verbos que no
necesitan complemento) se usa para decir mostrarse, de él se deriva el
substantivo epiphaneia, es decir aparición. En el griego clásico y helenístico
se utiliza este término en diversos contextos, sobre todo de carácter
militar. Indica en estos casos la aparición imprevista e inesperada del
enemigo, que puede decidir la suerte de la batalla. Relacionado con el uso
lingüístico militar, epifanía indica también la aparición de la divinidad
para socorrer a alguien. Así, por ejemplo, una inscripción de Cos atribuye a
la aparición del dios Apolo la derrota sufrida por los galos en Delfos el año
278 a.C. En la historia de las religiones se conoce una fiesta de la
epifanía, o día de la llegada de Apolon, celebrada en muchas ciudades griegas
en primavera o al comienzo del verano. La divinidad epifánica por excelencia, en el ámbito de las
experiencias extáticas ligadas a su culto, era Dionisos. |
Estamos trasegando después de la celebración de
Epifanía en un tiempo de preparación clave para la vivencia de la Cuaresma, no
es solo esta afirmación sino las implicancias de este caminar espiritual
remarcado categóricamente por nuestra liturgia y en síntesis en los ritos
públicos de nuestra Iglesia. Estos ritos son en si la naturaleza misma de todo
cuanto celebramos. La Estación después de Epifanía, no es un tiempo de transito
sino de asimilación de las gracias que brotan de la Natividad de nuestro Señor
Jesucristo, la Encarnación se extiende en esta Estación de nuestra liturgia, su
contenido salvífico se afirma progresivamente hasta el inicio de la Cuaresma. “Epifanía
es conocida también como la Estación de la Luz” La referencia directa
de la manifestación de Dios en el corazón del pueblo creyente, una reminiscencia
de la Iglesia en todos los momentos de la revelación y por ende de los
distintos estadios de madurez espiritual hasta ver y sentir la presencia del
Dios Humanado, una presencia que toma forma en la vida y actualidad del
bautizado, por ende, la Epifanía es atemporal y tan eterna como la propia
Natividad del Señor. Revelación a la
creación y nosotros en ella, pero manifestación al creyente cuya realidad es
tocada diariamente por la Gracia, la perspectiva de nuestra propia fe nos debe
llevar a vivir esta manifestación como un acontecer de nuestra condición y
vocación a la salvación.
La Liturgia de la Palabra, da un salto programático el
próximo Miércoles de Ceniza que este año se celebra el 5 de marzo, podemos
afirmar que tal definición temporal abarca desde Epifanía hasta el inicio del Santo
Triduo Pascual, abriendo un paréntesis especial en Domingo de Palmas o ramos.
Dicho salto en la Liturgia de la Palabra se fundamenta en la posibilidad de introducir
la motivación de la entrada triunfal del Señor en Jerusalén, pero sin olvidar
el drama de la Cruz. Este tiempo breve
de tal aclamación entra en contraste con el inicio del Santo Triduo Pascual, pero
regresando al inicio de la Cuaresma, nuestra Iglesia afirma que la celebración
del Dia del Señor o celebración dominical prima aun sobre este tiempo fuerte y
lo afirma asumiendo que el domingo se celebra también en Cuaresma (primer
domingo en Cuaresma) … Los profetas anunciaron el Día de Yahveh,
matizaron este anuncio evolucionando la concepción de su inmediatez con la
actualidad de la celebración de la Resurrección de Cristo, un Día en especifico
como es precisamente el Día del Señor y del que incluso nuestra Cuaresma hace eco
en Zacarias capitulo 14 versículos 1-21.
1.He aquí que viene el Día
de Yahveh en que serán repartidos tus despojos en medio de ti. 2.Yo
reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. Será tomada la
ciudad, las casas serán saqueadas y violadas las mujeres. La mitad de la ciudad
partirá al cautiverio, pero el Resto del pueblo no será extirpado de la ciudad.
3. Saldrá entonces Yahveh y combatirá contra esas naciones como el día
en que él combate, el día de la batalla. 4. Se plantarán sus pies aquel
día en el monte de los Olivos que está enfrente de Jerusalén, al oriente, y el
monte de los Olivos se hendirá por el medio de oriente a occidente haciéndose
un enorme valle: la mitad del monte se retirará al norte y la otra mitad al
sur. 5.Y huiréis al valle de mis montes, porque el valle de los montes
llegará hasta Yasol; huiréis como huisteis a causa del terremoto en los días de
Ozías, rey de Judá. Y vendrá Yahveh mi Dios y todos los santos con él. 6. Aquel
día no habrá ya luz, sino frío y hielo. 7. Un día único será - conocido
sólo de Yahveh no habrá día y luego noche, sino que a la hora de la tarde habrá
luz. 8. Sucederá aquel día que saldrán de Jerusalén aguas vivas, mitad
hacia el mar oriental, mitad hacia el mar occidental: las habrá tanto en verano
como en invierno. 9. Y será Yahveh rey sobre toda la tierra: ¡el día
aquel será único Yahveh y único su nombre! 10.Toda esta tierra se tornará
llanura, desde Gueba hasta Rimmón, al sur de Jerusalén. Y ésta, encumbrada,
será habitada en su lugar, desde la Puerta de Benjamín hasta el emplazamiento
de la antigua Puerta, es decir, hasta la Puerta de los Angulos, y desde la
torre de Jananel hasta los Lagares del rey. 11. Se habitará en ella y no
habrá más anatema: ¡Jerusalén será habitada en seguridad! 12. Y ésta
será la plaga con que herirá Yahveh a todos los pueblos que hayan hecho la
guerra a Jerusalén: pudrirá su carne estando ellos todavía en pie, sus ojos se
pudrirán en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en su boca. 13. Y
cundirá aquel día entre ellos un inmenso pánico de Yahveh: agarrará cada uno la
mano de su prójimo y levantarán la mano unos contra otros. 14. También
Judá combatirá en Jerusalén. Y serán reunidas las riquezas de todas las
naciones de alrededor: oro, plata y vestidos en cantidad inmensa. 15. Semejante
será la plaga de los caballos, mulos, camellos y asnos, y de todo el ganado que
haya en aquellos campamentos: ¡una plaga como ésa! 16. Y todos los
supervivientes de todas las naciones que hayan venido contra Jerusalén subirán
de año en año a postrarse ante el Rey Yahveh Sebaot y a celebrar la fiesta de
las Tiendas. 17. Y para aquella familia de la tierra que no suba a
Jerusalén a postrarse ante el Rey Yahveh Sebaot no habrá lluvia. 18. Si
la familia de Egipto no sube ni viene, caerá sobre ella la plaga con que Yahveh
herirá a las naciones que no suban a celebrar la fiesta de las Tiendas. 19. Tal
será el castigo de Egipto y el castigo de todas las naciones que no suban a
celebrar la fiesta de las Tiendas. 20. Aquel día se hallará en los
cascabeles de los caballos: «Consagrado a Yahveh», y serán las ollas en la Casa
de Yahveh como copas de aspersión delante del altar. 21. Y toda olla, en
Jerusalén y Judá, estará consagrada a Yahveh Sebaot; todos los que quieran
sacrificar vendrán a tomar de ellas, y en ellas cocerán; y no habrá más
comerciante en la Casa de Yahveh Sebaot el día aquel.
Aquel Día anunciado más
allá de sus estadios o manifestaciones, encuentra su razón de ser en el triunfo
de Cristo en la Encarnación y posteriormente en la Epifanía, nos llega una luz
transformadora que su misma posibilidad es realizada totalmente, luego, en
Epifanía no hay potencia sino total actualidad. Cristo nos introduce por su drama en la Cruz y
Resurrección en un tiempo que los profetas no vieron o mejor aún no vivieron. Las
sombras de este tiempo de revelación son transformadas por la gracia en
acontecer salvífico y restaurativo cuya bondad la Iglesia hereda convirtiéndose
por antonomasia en Sanadora, Reconciliadora, Libertadora, cuya vocación al perdón
no conoce limite, cuya formula del “70 veces 7” es llevada la plenitud de la
caridad y el amor. Sin amor no hay posibilidad de ver el Día de nuestro Dios,
no te preocupes que cada domingo tienes esa maravillosa posibilidad a tu
alcance. El texto citado del profeta Zacarias puede sonar apocalíptico por la
idea de una restauración cósmica, es decir, total y totalizante, el lenguaje
empleado apunta a esclarecer de una manera dinámica y poderosa este acontecer
hasta aquí desprovisto de la verdadera restauración de la gracia.
Una celebración cuya
fuente es siempre la esperanza cristiana, donde la bondad de nuestro Dios se
entrelaza con la necesidad amorosa de los bautizados ante su Dios y Señor.
Nuestra expresión de “luz” nos conduce inequívocamente a los pies de Cristo y
de esas complacencias del Bautismo del Salvador nos alimentamos durante este
tiempo maravilloso. Es posible que las cacofonías descritas en el texto evangélico,
unida a manifestaciones de otra índole nos ubica también en la perspectiva de Pentecostés.
Las fechas no son permanentes más la celebración y
su naturaleza teológica si, el espíritu de la Cuaresma como tiempo fuerte de
nuestra liturgia está y estará presente en la vida y ministerialidad de la
Iglesia y su espíritu se renueva dinámicamente en la vida y obra de los
bautizados. El espíritu de nuestra penitencia y sacrificio es la aceptación
de la propia temporalidad. Esta manifestación de la debilidad humana se hace
fuerte precisamente en la gracia del Dios Humanado. |
Rvdo. Pbro. Diego Sabogal.
Dean Congregación Catedral San Pablo.