viernes, 10 de septiembre de 2021

DOMINGO DÉCIMO SEXTO. Marcos capítulo 8 versículos 27-38. Credo arcaico. Pregunta y profesión de Fe de Pedro.

 

DOMINGO DÉCIMO SEXTO. Marcos capítulo 8 versículos 27-38.

 

Credo arcaico. Pregunta y profesión de Fe de pedro.

“27. Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesárea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» 28.  Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.» 29. Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.» 30. Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él. 31.Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. 32. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle. 33. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mí vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.» 34. Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 35. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. 36. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? 37. Pues ¿Qué puede dar el hombre a cambio de su vida? 38. Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.” https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/marcos/8/

Breve píldora de contenido.

En la visión Marcana, la pregunta del Señor a sus discípulos posee más de una connotación, que sin duda definirá la concepción de Fe de estas personas que acompañaban al Señor en su ministerio. Una declaración de Fe en boca de Pedro y el reconocimiento de los demás nos indica el grado de interioridad en la que ellos estaban precisamente delante de Jesús. Conocer al Señor es parte del meollo del bautizado lo demás sin duda es testimoniarlo de forma coherente en la vida.  Las palabras de Pedro y el empleo del nombre mesiánico Cristo, asegura desde la experiencia del discipulado que el reconocer a Jesús como el Cristo era una aseveración natural en el ámbito de estos personajes testamentarios ya que el Señor testimoniaba habitualmente tal contenido a su misión salvadora. Las palabras encierran tal profundidad que suponemos una profesión de Fe en los acontecimientos por venir en la vida del Señor. El callar es una figura interesante que nos indica la necesidad de mayor profundidad en la Fe para afrontar las consecuencias de nuestra vivencia de Dios y no simplemente un discurso que cualquier persona desde la academia puede argumentar, aquí la vivencia es definitiva en la configuración de la vida del bautizado quien debe responder a la pregunta petrina.

El sufrimiento es afrontado desde perspectivas distintas, quien no es profundo en su Fe puede sentirse agredido ante la sola posibilidad salvífica que el sufrimiento implica en su vida y la manera solidaria de unirnos a Cristo gracias a nuestros sufrimientos personales. Precisamente en un mundo que rehúye el sacrificio y busca afanosamente el placer como la centralidad de su vida tanto trascendente como emocional, aquí en este contexto es donde Pedro y todos queremos correr literalmente ante la enfermedad y las privaciones de la existencia terrenal. El mal busca cualquier debilidad en el ser humano especialmente en los bautizados para enseñorearse y mostrarse victorioso, por esta razón las pruebas son difíciles de afrontar. La vida que se gana es aquella que se vive para Dios y se centra en su amor y en la esperanza. Ganar en el mundo no necesariamente implica ganar para Dios algo, no es lo mismo ser exitoso en el mundo que serlo para el Reino de Dios. Aquí aparece la radicalidad del anuncio y la contundente necesidad del compromiso en la vivencia del Evangelio. Sin amor no hay auténtica experiencia de Dios en la vida de los bautizados. Pedro nos invita a responder desde nuestra praxis de Fe y sobre todo a vivir lo que creemos con entrega y compromiso, cuando Dios es realmente lo más importante en nosotros entonces será también el determinador de mis actitudes y comportamientos.  Solo el amor puede dar sentido a nuestra identidad como cristianos y solo amando la vida de Dios podremos vivir no solo para e mundo y sus afanes sino también para la eternidad en un mundo complejo y finito. Somos recipientes finitos de un rico contenido con sabor a eternidad.

 

 

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