lunes, 23 de noviembre de 2015

ENSAYO... ADVIENTO EN LA ESPERA DEL SALVADOR.




ADVIENTO… EN LA  ESPERA  DEL  SALVADOR.




INTRODUCCIÒN.



En el Año 315 nació  San Hilario  de Poitiers cuya figura será clave a la hora de hablar de Aviento, fue el primero en emplear este término en la Liturgia aunque de una manera no muy clara, pero es punto de partida para la Iglesia y su Rito, es bueno reseñar que el Concilio  de Zaragoza (Año 380) definió en comienzo los atisbos que conocemos (Concilio aceptado por esta Catolicidad) quedando en firme la Universalidad de la futura Liturgia  de Adviento que al comienzo era reducida a prácticas  de Oración y ayuno en los Monasterios tanto Latinos como  Griegos y llegó a ser considerado en el Ordo Domesticus  (Orden Domestico) de las prácticas  de cada Monasterio, es pues el Adviento un invitado que vio  la luz  en  el vientre de la Iglesia y rápidamente se extendió a toda la Cristiandad, no podemos desconocer que en el Adviento  la Iglesia vive dos momentos íntimamente relacionados a saber: Adviento- Encarnación y en la perspectiva futura Adviento- Parusía.   


EN  CONTEXTO ECLESIAL. 


Nuestra Tradición se afirma en la Catolicidad cuya Praxis nos une a la Iglesia Primitiva (Apostólica) de este periodo emanan la mayoría  de nuestras  prácticas  culticas como tal, no olvidemos  que la Génesis  de la Iglesia es la visión  Judía de los Apóstoles y primeros seguidores  del “Camino” que posteriormente  en Antioquía se les llamó cristianos y los cuales haciendo eco de las enseñanzas  de los profetas  particularmente el Ayuno, la oración y la penitencia,  continuaron estas prácticas ya en ámbito de la Iglesia cristiana, desde luego este proceso se afianzó con todo rigor en los Siglos (III-VI)  nosotros constatamos una muy particular forma de Adviento en la concepción ritualista y trascendente del Profeta Isaías Cap. 58 (tercer Isaías) cuya finalidad es una Analogía para nuestra Liturgia de Adviento y Cuaresma, aunque la motivación es la misma el Estadio de Espiritualidad cambia un poco, me refiero a la postura  que asumimos  en cada uno de los Tiempos  de la Liturgia, pero sin duda mi interés no es de carácter histórico sino experiencial.

El Bautizado proyecta su  vida de Fe bajo los preceptos de  su Pacto Bautismal y estas enseñanzas reflejan el sentir  de la Maternidad Eclesial por excelencia, la preparación  para Adviento no dista mucho de la Cuaresmal, ambos Tiempos sin Tiempo, necesitan direccionar sus Signos hacia la Conciencia religiosa  del  Creyente, de lo contrario serian solo  practicas rituales intrascendentes o desprovistas de  espíritu, el Adviento es intuitivo frente al Sacrificio Pascual  del Redentor (Visión  Joanica) mientras  que la Cuaresma se ve reflejada en Voluntad Salvadora  de  Dios y por ende en la Intimación de  su Mandato en Cristo  (Misión Salvífica) esta Iglesia fiel a la Tradición (PP. De la Iglesia) reconoce no solo esta Práctica sino  que sabe leerla  en el Evangelio y anunciarla como parte  de un Todo-Ritual que dispone al Bautizado a vivir  con toda intensidad sus días y desde luego su Oración.

Las figuras apocalípticas no son tan importantes en nuestra concepción de Fe como en otras denominaciones, nosotros no actuamos movidos  bajo  el Signo Milenarista, es para nosotros un Tiempo de Espera donde confluye el fenómeno histórico del Nacimiento del Salvador  con la plenitud de la Revelación divina, todo bajo la concepción de la espera  del Mesías, atrás quedaron los “Títulos  Mesiánicos” ahora es palpable la presencia del Salvador bajo la figura Humana (Unión Hipostática) nuestra noción del Adviento asume la disposición del  Bautizado que recibió la Promesa del Espíritu Santo y busca vivir la Gracia latente que  se hace  Historia y por lo anterior se Espiritualiza para darle sentido Escatológico a esta “Espera”, y sentir desde la Liturgia  la manifestación espiritual del Salvador, en esa misma dirección apunta la declaración de Orígenes PP. De la Iglesia Oriental que vivió en el Siglo III y que con San Clemente de Alejandría fundaron la Escuela Alegórica, pero miremos su Cristología:  El Verbo Eterno nuca, ni siquiera en la Encarnación abandonó la SS. Trinidad y siempre estuvo en un eterno Retorno… Nuestra reflexión se mueve en esa dirección, Cristo nuca abandonó a la Humanidad Redimida por  su Sacrificio, siempre vive su Inmanencia en nosotros pero sale y vuelve eternamente al Padre Dios, es para nosotros la oportunidad de renovar nuestra Espiritualidad bajo el fundamento del Prometido, es decir, del Espíritu  Santo, sin la presencia del que procede de Entrambos (Diría el Hiponense  sobre  el Espíritu Santo) no podríamos anhelar con Libertad la llegada de nuestro Salvador porque es su Espíritu quien porta la consumación  de  su Ministerio Eclesial.

Los relatos de la Encarnación y Nacimiento del Salvador  son orientados a la sustentación y consolidación de la acción fenomenológica como tal, estamos haciendo  de  la Familia de Nazaret  una Realidad desde la Antropología como desde la fe de la Iglesia, estamos viendo en el fenómeno Tiempo la manifestación del que es Atemporal, recordamos que el  Creador  del Tiempo se sometió a sus Leyes Finitas y que Hoy como hace Siglos  quiere renovarse en cada uno de nosotros bajo la forma del Tiempo Espiritual o Estadio de madurez de nuestra Espiritualidad (Inhabitaciòn). La dinámica Eclesiológica vive este Tiempo segura de la presencia Ministerial  de su Señor que hace énfasis en la celebración de su entrada en la Historia y esta para ser Redimida por  su Gracia, no es simplemente recordar lo sucedido hace Siglos, no es tan solo (Memento) o remembranza es sobre toda consideración la expresión  de  la Salvación bajo la concepción de nuestras categorías Tiempo-espaciales donde la Fe precede y  antecede  a la misma Historia  de la escena  de Nazaret (Lc 1:26-38). María vivía Adviento continuo hasta la consumación de su espera personal como judía y ver en su vida la perfecta Revelación que será adelanto de nuestra propia consumación  y la superación de nuestro Adviento  como Segunda venida de Cristo.


EJES  RELACIONALES EN SU  TERMINOLOGÍA Y SIGNIFICACIÓN.



En la Época de los PP. Apostólicos era muy  común la participación de una terminología que designaba los Momentos o Tiempos  relacionados  con los Misterios de la vida  del Salvador, Epifanía, Parusía, y un Vocablo Latino muy conocido en  estas fechas Adventus (Adviento) que nos hace recordar el prólogo  de Juan (1,13) en la vida y obra  del  Salvador es posible conjugar los momentos  de Salvación y asumirlos como: Manifestación, Llegada,  Encarnación,  Retorno, Vuelta, que a grandes  rasgos nos están hablando de los mismos  Ciclos Vitales, por así  decirlo, en la Vida y Obra de Jesús como el Cristo,  el Hijo de  Dios. No es posible entender la Salvación  como un proceso bajo un solo Horizonte,  es la inclusión  de Tiempos-Significantes como los descritos en estos Estadios vivenciales donde el Bautizado prepara la constante renovación de su Fe  la que sin duda le exigirá “Movimiento” a lo largo de su Existencia, la Visión de San Pablo es clara, nos anuncia el Plan  de  Dios para cada uno  de  sus hijos y lo hace dejando  ver la necesidad obvia  para nosotros  de la Espiritualización en la Historia  (Ef 1: 3-13).

 La Cosmovisión de nuestra experiencia de Fe se deja llevar  por estos momentos cargados de Actualidad, pues   como podríamos afirmar que uno de ellos siquiera dejó de  ser y pasó a  ser  solo una referencia  en Retrospectiva, la Fe en cada oportunidad nos recuerda que los misterios  del Salvador  son y serán latentes a cada Bautizado, donde nos encontremos será igual…

Quienes no viven este momento de Fe en sus vidas se exponen a hacer de la ausencia de la Gracia un poderoso obstáculo en la Praxis de su Fe, así lo exclamaría el Artista en su interpretación musical en un Bolero muy bello sobre la ausencia  del amado: Sin ti el Sol ya no ilumina mis días, sin la Gracia ningún tiempo es tiempo y mucho menos significante, solo en Cristo cada tiempo de la Liturgia  se hace Adoración.  



AFIRMACIONES TEOLÓGICAS.


·        Adviento es un Todo-Ritual.

·        Adviento se manifiesta como Tiempo de tendencia Escatológica.

·        Adviento revela  en  sus prácticas la resolución  de la Iglesia por esperar a su Señor bajo la figura del Cumplimiento  del “Pacto Bautismal”.

·        Adviento-Encarnación.

·        Adviento- Parusía.

·        Adviento- Epifanía. 

·        Adviento reafirma el Carisma de la Iglesia.

·        Adviento Fenómeno Litúrgico y  modo de Oración para los Bautizados.

·        Adviento Modo-Reflexivo.

·        Adviento modificador  de la Conciencia religiosa del Bautizado.

·        Adviento tiempo de Promesa.

·        Adviento manifestación muy particular  del Espíritu Santo.

·        Espera espiritual NO-CRONOLÓGICA.

·        Equivalencia a Procesión Trinitaria (Obrada Ad-Extra por el Espíritu  Santo)  y figura  de esta.

·        Adviento como Segunda Venida del  Salvador.

·        Adviento Oración fincada en la Esperanza del Bautizado.

·        Adviento como actitud de vida en la espera consiente de la realización de la plenitud de Dios en nuestras vidas.

·        Adviento anuncio

·        Adviento certeza.

·        Adviento Intimación de la Voluntad  de Dios en Cristo su Hijo.

·         Adviento Liberación y Soberanía de la Gracia en nuestra Economía salvífica.

·         Adviento es el antes y el después de la Historia de  Nazaret.


Rvdo. Diego Sabogal.
Epifanía.  











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